Keblinger

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"¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?"

| domingo, 19 de junio de 2011
¿Qué es el amor?

El amor es un precioso don que recibimos de Jesús. El afecto puro y santo no es un sentimiento, sino un principio. Los que son movidos por el amor verdadero no carecen de juicio ni son ciegos.
Existe muy poco amor verdadero, consagrado y puro. Se trata de algo muy escaso. La pasión se denomina amor.
El amor verdadero es un principio santo y elevado, por completo diferente en su carácter del amor despertado por el impulso, que muere de repente cuando es severamente probado.
El amor es una planta de crecimiento celestial, y tiene que ser cultivado y nutrido.  Los corazones afectuosos y las palabras veraces y bondadosas harán felices a las familias y ejercerán una influencia elevadora sobre todos los que lleguen a estar en su esfera de influencia. EL HOGAR CRISTIANO p.42

Casamiento con incrédulos

"No tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito; sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac." (Génesis 24: 3, 4).

La fe habitual de Abrahán en Dios y su sumisión a la voluntad divina se reflejaban en el carácter de Isaac; pero el joven era de afectos profundos, y de naturaleza benigna y condescendiente. Si se unía con una mujer que no temiera a Dios, se vería en peligro de sacrificar sus principios en aras de la armonía. Para Abrahán elegir esposa para su hijo era asunto de suma importancia y anhelaba que se casara con quien no le apartase de Dios. . .
Abrahán había notado los resultados que desde los días de Caín hasta su propio tiempo dieran los casamientos entre los que temían a Dios y los que no le temían. Tenía ante los ojos las consecuencias de su propio matrimonio con Agar y las de los lazos matrimoniales de Ismael y de Lot. La falta de fe de Abrahán y de Sara había dado lugar al nacimiento de Ismael, mezcla de la simiente justa con la impía.  La influencia del padre sobre su hijo era contrarrestada por la de los idólatras parientes de su madre, y por la unión de Ismael con mujeres paganas. . .
La esposa de Lot era una mujer egoísta e irreligiosa, que ejerció su influencia para separar a su marido de Abrahán. Si no hubiera sido por ella, Lot no habría quedado en Sodoma, privado de los consejos del sabio y piadoso patriarca. . .
Nadie que tema a Dios puede unirse sin peligro con quien no le teme.  "¿Andarán dos juntos, si no estuvieron de concierto?" (Amós 3: 3).  La felicidad y la prosperidad del matrimonio dependen de la unidad que haya entre los esposos; pero entre el creyente y el incrédulo hay una diferencia radical de gustos, inclinaciones y propósitos.  Sirven a dos señores entre los cuales la concordia es imposible.  Por puros y rectos que sean los principios de una persona, la influencia de un cónyuge incrédulo tenderá a apartarla de Dios. . . El mandamiento del Señor dice: "No os juntéis en yugo con los infieles" (2 Cor. 6: 14) (Patriarcas y Profetas, págs. 168, 171, 172). CONFLICTO Y VALOR p. 58.


Las órdenes de Dios son claras

El Señor ordenó al antiguo Israel que no se relacionara por casamientos con las naciones idólatras que lo rodeaban: "Y no emparentarás con ellos: no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo." Se da la razón de ello.  La sabiduría infinita, previendo el resultado de tales uniones declara: "Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor de Jehová se encenderá sobre vosotros, y te destruirá presto." "Porque tú eres pueblo santo a Jehová tu Dios: Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la haz de la tierra." . . .
En el Nuevo Testamento hay prohibiciones similares acerca del casamiento de los cristianos con los impíos.  El apóstol Pablo, en su primera carta a los corintios declara: "La mujer casada está atada a la ley, mientras vive su marido; más si su marido muriere, libre es: cásese con quien quisiere, con tal que sea en el Señor." También en su segunda epístola escribe: "No os juntéis en yugo con los infieles: porque ¿qué compañía tiene la justicia con la injusticia? ¿y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿y qué concordia Cristo con Belial? ¿o qué parte el fiel con el infiel? ¿Y qué concierto el templo de Dios con los ídolos? porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré en ellos; y seré el Dios de ellos, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo y yo os recibiré, y seré a vosotros Padre, y vosotros me seréis a mí hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso." (2º Corintios 6: 14- 18.)
La maldición de Dios recae sobre muchas de las relaciones inoportunas e impropias que se entablan en esta época del mundo. Si la Biblia dejara estas cuestiones en luz vaga e incierta, la conducta seguida por muchos jóvenes de hoy en sus uniones unos con otros resultaría más excusable. Pero las exigencias de la Biblia no son órdenes a medias; requieren una perfecta pureza de pensamiento, palabra y acto. Sentimos gratitud hacia Dios porque su Palabra es lámpara a nuestros pies y nadie necesita errar la senda del deber. Los jóvenes deben dedicarse a consultar sus páginas y escuchar sus consejos, porque siempre se cometen tristes errores al apartarse de sus preceptos.
EL HOGAR CRISTIANO p. 53

Dios prohibe a los creyentes que se casen con incrédulos

Nunca debe el pueblo de Dios aventurarse en terreno prohibido. El casamiento entre creyentes e incrédulos ha sido prohibido por Dios; pero con demasiada frecuencia el corazón inconverso sigue sus propios deseos y se contraen casamientos que Dios no sanciona. Por esta causa muchos hombres y mujeres están sin esperanza y sin Dios en el mundo. Murieron sus aspiraciones nobles, y Satanás los sujeta en su red por una cadena de circunstancias. Los que son dominados por la pasión y el impulso tendrán que cosechar una mies amarga en esta vida, y su conducta puede resultar en la pérdida de su alma.
Los que profesan la verdad pisotean la voluntad de Dios al casarse con incrédulos; pierden su favor y hacen obras amargas, de las que habrán de arrepentirse. La persona incrédula puede poseer un excelente carácter moral; pero el hecho de que no haya respondido a las exigencias de Dios y haya descuidado una salvación tan grande, es razón suficiente para que no se verifique una unión tal.  El carácter de la persona incrédula puede ser similar al del joven a quien Jesús dirigió las palabras: "Una cosa te falta," y esa cosa era la esencial.
EL HOGAR CRISTIANO p.54

Los Casamientos Apresurados

No se han de favorecer los matrimonios tempranos. Un compromiso tan importante como el matrimonio y de resultados tan trascendentales no debe contraerse con precipitación, sin la suficiente preparación y antes de que las facultades intelectuales y físicas estén bien desarrolladas.
Los muchachos y las niñas contraen matrimonio sin amor y criterio maduros, sin sentimientos elevados y nobles, y aceptan los votos matrimoniales completamente impulsados por sus pasiones juveniles. . . .

Los afectos formados en la infancia han terminado frecuentemente en uniones desgraciadas, o separaciones deshonrosas. Rara vez han resultado felices las uniones tempranas, si han sido hechas sin el consentimiento de los padres. Deberían mantenerse sujetos los afectos juveniles hasta que llegue el tiempo en que la edad y la experiencia suficientes permitan libertarlos con honra y seguridad.  Los que no se dejan sujetar están en peligro de vivir una vida desdichada. El joven que aun no ha pasado los veinte años es un pobre juez de la idoneidad de una persona tan joven como él para ser la compañera de su vida.  Una vez que ha madurado su criterio, se contemplan atados uno a otro para siempre, y quizá sin condiciones para hacerse mutuamente felices. Entonces, en vez de tratar de sacar el mejor partido de su suerte, se hacen recriminaciones, la brecha se agranda hasta sentir completa indiferencia el uno hacia el otro. La palabra hogar no tiene nada de sagrado para ellos.  Hasta su misma atmósfera está envenenada por palabras duras y amargos reproches.
Los matrimonios prematuros son causa de una vasta cantidad de los males que existen hoy. Cuando se contrae matrimonio en una época demasiado temprana de la vida, no se fomenta la salud física ni el vigor mental. Se razona enteramente poco en cuanto a este asunto. Muchos jóvenes proceden por impulso. Con demasiada frecuencia dan precipitadamente este paso, que los afecta seriamente para bien o mal, que puede ser una bendición o una maldición para toda la vida.  Muchos no quieren escuchar la voz de la razón o instrucción desde un punto de vista cristiano.
Satanás está constantemente atareado para apresurar a los jóvenes inexpertos hacia una alianza matrimonial. Cuanto menos nos gloriemos de los casamientos que se contraen hoy, mejor será.
Como consecuencia de los casamientos apresurados, aun entre el pueblo de Dios, se producen separaciones, divorcios y gran confusión en la iglesia.
¡Qué contraste entre la conducta de Isaac y la de la juventud de nuestro tiempo, aun entre los que se dicen cristianos! Los jóvenes creen con demasiada frecuencia que la entrega de sus afectos es un asunto en el cual tienen que consultarse únicamente a si mismos, un asunto en el cual no deben intervenir ni Dios ni los padres.  Mucho antes de llegar a la edad madura, se creen competentes para hacer su propia elección sin la ayuda de sus padres. Suelen bastarles unos años de matrimonio para convencerlos de su error; pero muchas veces es demasiado tarde para evitar las consecuencias perniciosas. La falta de sabiduría y dominio propio que los indujo a hacer una elección apresurada agrava el mal hasta que el matrimonio llega a ser un amargo yugo. Así han arruinado muchos su felicidad en esta vida y su esperanza de una vida venidera.
EL HOGAR CRISTIANO p.67 y 68.

El consejo de los padres

Jóvenes amigos, pedid consejo a Dios y a vuestros padres temerosos de Dios. Orad por el asunto. Pesad cada sentimiento, y observad el desarrollo del carácter de la persona con quien pensáis ligar el destino de vuestra vida. El paso que estáis por dar es uno de los más importantes de vuestra vida, y no debierais darlo precipitadamente. Aunque podéis amar, no améis ciegamente. 
Examinad cuidadosamente las cosas para ver si vuestra vida matrimonial será feliz, o desavenida y desgraciada.  Preguntaos: ¿Me ayudará esta unión a ir al cielo? ¿hará aumentar mi amor a Dios? ¿agrandará mi esfera de utilidad en esta vida?  Si estas reflexiones no presentan inconvenientes, avanzad en el temor de Dios.
Pero si se ha contraído un compromiso sin una comprensión plena del carácter de la persona con quien pensáis uniros, no creáis que el compromiso hace positivamente necesario que carguéis con el voto matrimonial y os liguéis para toda la vida con alguien a quien no podéis amar ni respetar. Tened mucho cuidado al hacer un compromiso condicional; pero será mejor, mucho mejor, romper ese compromiso antes del matrimonio, que separarse después, como hacen muchos.
MENSAJES PARA LOS JOVENES p. 447


Los jóvenes confían demasiado en los impulsos. No deberían entregarse demasiado presto ni dejarse cautivar tan pronto por el exterior atrayente del objeto de su afecto. El noviazgo tal cual se realiza en esta época es una farsa e hipocresía con la cual el enemigo de las almas tiene más que ver que el Señor. Si en algo se necesita el buen sentido es en esto, pero el hecho es que éste tiene poco que ver en el asunto.
Si los hijos tuviesen más familiaridad con sus padres, si les hiciesen confidencias y les confiaran sus gozos y penas, se ahorrarían muchos pesares futuros. Cuando se hallen perplejos ante el camino a seguir, exponga ante sus padres su punto de vista y pídanles consejo. ¿Quiénes mejor que sus piadosos padres podrán señalarles los peligros? ¿Quiénes mejor que ellos podrán comprender sus temperamentos especiales?
Los hijos cristianos apreciarán por encima de toda bendición terrenal el amor y la aprobación de sus padres piadosos. Estos pueden simpatizar con los hijos y orar por ellos y  con ellos para que Dios los proteja y guíe. Les indicarán, más que toda otra cosa, al Amigo y Consejero que se conmoverá por la sensación de sus flaquezas. Aquel que fue tentado en todo punto como nosotros, pero sin pecado, sabe cómo socorrer a los que son tentados (Review and Herald, enero 26, 1886).
MENSAJES PARA LOS JOVENES p.448

Las trampas de la sensualidad (Parte 1)

| miércoles, 8 de junio de 2011
Si rápidamente tuvieses que diferenciar un cristiano de un no cristiano en la vía pública... ¿cómo lo distinguirías? Resulta una tarea difícil, en algunos casos imposible. Los seguidores de Cristo hemos bajado tanto la norma que se nos ha vuelto trabajoso acostumbrar la mente a lo bueno, lo que Dios realmente desea para nuestra vida.

El siguiente recopilado de citas no intenta ser una prohibición para nadie, más bien un muy buen consejo de un amigo que te quiere mucho. Pastores, líderes, mujeres y hombres que predicaron o predican actualmente la verdad presente desconocen estos temas o los toman a la ligera. Mi hermano, es mi deseo que no pase por una mala experiencia y este atento a los consejos de la mensajera del Señor.

Nos viene estudiando desde hace rato para hacernos caer:
"Satanás conoce muy bien el material con el cual ha de vérselas en el corazón humano.  Por haberlos estudiado con intensidad diabólica durante miles de años conoce los puntos más vulnerables de cada carácter; y en el transcurso de las generaciones sucesivas ha obrado para hacer caer a los hombres más fuertes, príncipes de Israel, mediante las mismas tentaciones que tuvieron tanto éxito en Baal-peor.  A través de los siglos pueden verse los casos de caracteres arruinados que encallaron en las rocas de la sensualidad." (Patriarcas y Profetas, p.488)

Si cae un líder de la verdad presente, se pone feliz:
"Al acercarse el fin de la historia de esta tierra, Satanás obrará con todo su poder de la misma manera y con las mismas tentaciones con que tentó al antiguo Israel cuando estaba por entrar en la tierra prometida.  Tenderá lazos para los que aseveran guardar los mandamientos de Dios, y que están casi en los límites de la Canaán celestial.  Empleará hasta lo sumo sus poderes para entrampar almas y hacer caer en lo que respecta a sus puntos más débiles a los que profesan ser hijos de Dios.  Satanás ha resuelto destruir por sus tentaciones y contaminar por la licencia las almas de quienes no hayan sujetado las pasiones inferiores a las facultades superiores de su ser, a los que dejaron correr sus pensamientos por el canal de la satisfacción carnal de las pasiones más bajas.  No apunta especialmente a los blancos menos importantes, sino que se vale de sus engaños mediante personas a quienes puede alistar como agentes suyos para inducir a los hombres a permitirse libertades que la ley de Dios condena.  Sabiendo que quien transgrede en un punto es culpado de todos, y él, Satanás, domina así todo el ser, ataca a quienes ocupan puestos de responsabilidad, a los que enseñan lo exigido por la ley de Dios, a aquellos de cuya boca rebosan los argumentos para vindicar dicha ley, y dirigiendo contra ellos sus poderes infernales, pone sus agentes a trabajar, para hacer caer a esos hombres en los puntos débiles de su carácter.  La ruina abarca la mente, el alma y el cuerpo.  Si se trata de quien fue mensajero de la justicia, poseedor de mucha luz, o si el Señor lo usó como obrero especial en la causa de la verdad, entonces ¡cuán grande es el triunfo de Satanás! ¡Cómo se regocija él! ¡Cuánto deshonor para Dios!" (Patriarcas y Profetas, p.488)

Los que esperan la segunda venida están menos preparados que Satanás:
"Se me ha presentado un horrible cuadro de la condición del mundo.  La inmoralidad cunde por doquiera.  La disolución es el pecado característico de esta era.  Nunca alzó el vicio su deforme cabeza con tanta osadía como ahora.  La gente parece aturdida, y los amantes de la virtud y de la verdadera bondad casi se desalientan por esta osadía, fuerza y predominio del vicio.  La iniquidad prevaleciente no es del dominio exclusivo del incrédulo y burlador.  Ojalá fuese tal el caso; pero no sucede así.  Muchos hombres y mujeres que profesan la religión de Cristo son culpables.  Aun los que profesan esperar su aparición no están más preparados para ese suceso que Satanás mismo.  No se están limpiando de toda contaminación.  Han servido durante tanto tiempo a su concupiscencia, que sus pensamientos son, por naturaleza, impuros y sus imaginaciones, corruptas.  Es tan imposible lograr que sus mentes se espacien en cosas puras y santas como lo sería desviar el curso del Niágara y hacer que sus aguas remontasen las cataratas.... Cada cristiano tendrá que aprender a refrenar sus pasiones y a guiarse por los buenos principios.  A menos que lo haga, es indigno del nombre de cristiano. (Joyas de los Testimonios, tomo 1, págs. 253, 254)

Hombres casados y el juego de la muerte:

"Prevalece un sentimentalismo amoroso enfermizo.  Hombres casados reciben atenciones de mujeres casadas o solteras, que parecen hechizadas y pierden la razón, el discernimiento espiritual y el buen sentido; hacen aquello mismo que la Palabra de Dios condena, así como lo condenan los testimonios del Espíritu de Dios.  Les son presentados claros reproches y amonestaciones, y sin embargo recorren la misma senda que otros han recorrido antes que ellos.  Parecerían participar en un juego que los llena de infatuación.  Satanás los induce a arruinarse, a poner en peligro la causa de Dios, a crucificar nuevamente al Hijo de Dios y a avergonzarle públicamente." (Manuscrito 19a, 1890.)

La única solución se encuentra en Dios:
"La ignorancia, el amor a los placeres y los hábitos pecaminosos, que corrompen el alma, el cuerpo y el espíritu, llenan el mundo de lepra moral; un mortífero paludismo moral está destruyendo a millares y a decenas de millares. ¿Qué debe hacerse para salvar a nuestros jóvenes?  Poco es lo que nosotros podemos hacer, pero Dios vive y reina, y él puede hacer mucho." (Manuscrito 8, 1894)


Amigos y hermanos en Cristo, pero con sus límites:
"Las libertades permitidas en esta era de corrupción no deben modelar el criterio de quienes siguen a Cristo.  Las manifestaciones de familiaridad que se estilan hoy no deben existir entre los cristianos que se preparan para la inmortalidad.  Si la lascivia, la contaminación, el adulterio, los delitos y el homicidio están a la orden del día entre los que no conocen la verdad y se niegan a ser regidos por los principios de la Palabra de Dios, ¡cuán importante resulta que les muestren un camino mejor y más noble aquellos que profesan ser discípulos de Cristo y estar estrechamente aliados con Dios y los ángeles! ¡Cuán importante viene a ser que por su castidad y virtud se destaquen en contraste con los que son dominados por brutales pasiones!  (Testimonies for the Church, tomo 2, pág. 459)


Son la mayoría e interpretan mal la Biblia para seguir pecando:
"En esta era de degeneración se encontrarán muchos que están tan ciegos con respecto a la gravedad del pecado que prefieren una vida licenciosa porque se aviene con la inclinación perversa del corazón natural.
En vez de ponerse frente al espejo de la ley de Dios y elevar su corazón y carácter a la altura de la norma divina, permiten que los agentes de Satanás erijan la norma de éste en sus corazones.  Los hombres corrompidos piensan que interpretar mal las Escrituras para que éstas los apoyen en su iniquidad es más fácil que renunciar a su corrupción y pecado, y ser puros en el corazón y la vida.
Los hombres de esta índole son más numerosos de lo que muchos se han imaginado, y se irán multiplicando a medida que nos acerquemos al fin del tiempo." (Testimonies for the Church, tomo 5, pág. 141)

El engaño final, una especie de brujería:
"Cuando el poder hechizador de Satanás domina a una persona, ésta se olvida de Dios y ensalza al ser humano lleno de propósitos corruptos.  Esas almas engañadas practican como si fuese una virtud la licencia secreta.  Es una especie de brujería... Hay siempre un poder hechizador en las herejías y la licencia.  La mente queda tan seducida que no puede razonar inteligentemente, y una ilusión la desvía Continuamente de la pureza.  La percepción espiritual se embota, y personas que hasta entonces se rigieron por principios de alta moralidad quedan confundidas por sofismas engañadores presentados por agentes de Satanás que profesan ser mensajeros de luz.
Este engaño es lo que da poder a estos agentes.  Si ellos se presentasen audazmente e hiciesen abiertamente sus proposiciones, serían rechazados sin un momento de vacilación; pero obran primero de tal manera que inspiran simpatía y confianza como si fuesen santos y abnegados hombres de Dios.  Como sus mensajeros especiales, empiezan entonces su artera obra de apartar las almas de la senda de la rectitud, y procuran anular la ley de Dios." (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 34)

Continuara...
 

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